Dintornismo:
Normalmente en un cuadro se representa una escena que pertenece a un espacio y tiempo determinados, y que se desarrolla “al otro lado del lienzo”, delante del pintor. A lo largo de la historia los artistas se las han ingeniado, de una u otra manera, para poder representar dos o más escenas en dos o más espacios dentro del ámbito del cuadro. Y así vemos que se han utilizado franjas narrativas a modo de comic; o nubes que dividen el cuadro en dos espacios, terrenal y celestial, en donde se representan escenas distintas; o una ventana o puerta abierta al fondo, que crea un nuevo espacio adicional en donde se representa otra escena que, aunque relacionada con la principal, ocurre en tiempo
distinto; etc. Pero todo ello “al otro lado del lienzo”. A veces se ha utilizado un espejo (Van Eyck, “Los desposorios de Arnalfini”; Velázquez, “Las meninas”; Manet, “Bar del Folies-Bergere”), con el que se ha intentado representar también, más o menos tímidamente, lo que está “a este lado del lienzo”, a las espaldas del pintor. Y esa es la intención que persigo en mis obras actuales: representar el entorno, lo que mi buen amigo Pepe Molina ha bautizado con la palabra “dintornismo”, del italiano dintorno, entorno, alrededor. La utilización del escaparate en mis primeros intentos me facilita el estudio, ya que en sus lunas se reflejan las calles, casas, coches, gentes, la vida misma, el entorno que está tras el pintor incorporado a los elementos propios del escaparate. Como los elementos propios del escaparate pueden ser “creados”, así como también “lo que está al otro lado del lienzo”, las posibilidades de representación de espacios y tiempo distintos en el ámbito del cuadro pueden ser infinitas.
El Pintor
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